La sociedad civil venezolana ha denunciado por más de un lustro la severidad de la crisis humanitaria que llegó a una escala de emergencia ante las dimensiones del daño causado a la población. Frente a este escenario el Gobierno nacional había negado siempre su existencia, pero la migración forzosa de millones de nacionales que se han desplazado por todo el continente hizo visible lo que a puertas cerradas ocurría en el país: reaparición de enfermedades y epidemias prevenibles con vacunación, daños irreversibles a la ciudadanía por escasez de medicamentos, muertes que en condiciones normales eran evitables, y la desnutrición a gran escala de los grupos más vulnerables.

Esta dramática situación ha generado el llamado de la comunidad internacional a permitir la ayuda humanitaria como mecanismo para evitar mayor sufrimiento entre la sociedad nacional. En este sentido, Estados Unidos ha proporcionado 213 millones de dólares para atender las necesidades de los 3.4 millones de venezolanos que se han movilizado por la región, mientras que la Unión Europea ha donado $132.5 millones con el mismo propósito, pero quienes se mantienen en el país siguen viviendo en medio de un contexto de graves dificultades para acceder desde al agua potable hasta medicinas para condiciones de salud crónica.

Para entender este complejo tema conversamos con Feliciano Reyna, defensor de derechos humanos, fundador de la organización no gubernamental Acción Solidaria, dedicada a la defensa de las personas con VIH en Venezuela, y vocero calificado para explicar las dimensiones que ha causado la emergencia humanitaria compleja en Venezuela.

– ¿Qué significa que Venezuela viva una emergencia humanitaria compleja y que repuesta debe dársele a esta situación?

La emergencia humanitaria compleja es un tipo de crisis humanitaria que produce un trastrocamiento en la vida política, económica y social de un país, y que tiene como característica que afecta severamente las capacidades de la población para sobrevivir, para vivir dignamente. También supera las capacidades de poder responder a ese gran sufrimiento humano que se provoca y por tanto, requieren de una respuesta internacional coordinada entre distintos actores humanitarios.

Supera no solo las capacidades del país de responder, sino incluso las de varias de las agencias del sistema de Naciones Unidas, o del sistema humanitario que se puede activar en Europa. Por eso, requiere de una respuesta coordinada global para contribuir a aliviar el gran sufrimiento humano.

Es un proceso que se va instalando lentamente, producto de sistemas políticos y grupos en el poder que van socavando todas las capacidades de proveer a la población de condiciones de protección, condiciones de vida digna, capacidades productivas; y produce tres efectos inevitables: uno es la imposibilidad de tener acceso a un sistema de salud público (destruyendo la estructura, carencia de equipos, reactivos y medicamentos) que proteja la vida, que prevenga enfermedades; la segunda es el hambre que va a haciéndose generalizada porque la acción política afecta toda la capacidad productiva, socavando las capacidades de producir para proveer a la población; el tercer efecto, es producto de los dos primeros: la oleada de migraciones forzosas, que puede comenzar por quienes tienen más capacidades para migrar, pero poco a poco van llegando a los sectores que ya no tienen posibilidad de sobrevivir; puede comenzar por desplazamientos internos, buscando zonas dentro del país para conseguir condiciones de sobrevivencia pero van terminando en oleadas de migrantes forzados a buscar condiciones de vida mejor, digna, e incluso para proveer a quienes quedan atrás.

En Venezuela, desde 2015 veníamos diciendo organizaciones de derechos humanos que habíamos entrado en ese contexto de enorme disrupción de la vida. Estábamos haciendo informes para el examen periódico universal para Venezuela ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, también produciendo informes para los exámenes del Estado venezolano ante los órganos de tratados (Comité de Derechos Humanos, Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el Comité de Derechos de la Mujer, Comité de Niños, Niñas y Adolescentes, Comités contra la Tortura), y lo que veíamos era de tal nivel de afectación, de violación de derechos humanos, con consecuencias humanitarias (inmenso sufrimiento, perdida de vidas, incapacidad para manejarse en la vida cotidiana) que buscando que podía definir esta situación dimos con el concepto de la emergencia humanitaria que estableció Naciones Unidas en los año 80.

-¿La ayuda humanitaria de la Cruz Roja es la primera que recibe Venezuela?

La ayuda humanitaria empezó a fluir en 2016, no es preciso decir que acaba de llegar la ayuda humanitaria al país. Ese año comenzamos a responder organizaciones de sociedad civil venezolanas, entre ellas Caritas, Acción Solidaria como parte de Codevida después de que hicimos una protesta pública para marzo de ese año, y en mayo comenzamos a recibir ayuda.

Ante la inacción, falta de respuesta y ausencia de información por parte de agencias del sistema de Naciones Unidas enviamos en julio de 2016 una carta firmada por más de 80 organizaciones, a Ban Ki Moon (entonces Secretario General de la ONU) rechazando que agencias del sistema no estuvieran informando sobre la gravedad de la situación ni implementando ningún tipo de respuesta, esto provocó algunos cambios para la segunda mitad de ese año. A mediados de 2017 la Organización Panamericana de la Salud (OPM) y Unicef comenzaron a responder, trayendo ayuda. De manera de que esta no es la primera ayuda.

Fotografía fechada el 15 de abril del 2019 que muestra a un paciente del Hospital Clínico Universitario a la espera de parte de su tratamiento, en Caracas (Venezuela).
Fotografía fechada el 15 de abril del 2019 que muestra a un paciente del Hospital Clínico Universitario a la espera de parte de su tratamiento, en Caracas (Venezuela).

La Cruz Roja es un actor más que se suma a este esfuerzo que ya habíamos comenzado en primer lugar desde la sociedad civil venezolana en 2016, aunque claramente insuficiente. Si no se abre el espacio humanitario con todo lo que hace falta no hay manera de evitar esas muertes y ese sufrimiento, y mucho menos evitar las migraciones que van a seguir produciéndose .

Lo que sí tiene de novedad esta ayuda de la Cruz Roja es que por primera vez el régimen reconoce que se trata de ayuda humanitaria aunque la han llamado asistencia técnica humanitaria, a pesar de haberlo negado por varios años.

-¿Cómo se determinan en una emergencia humanitaria compleja las prioridades de la población?

En una emergencia humanitaria compleja que produce tantos daños, cuando se produce ayuda humanitaria en otros contextos (desastres naturales o conflicto armado) se mira en primer lugar a las poblaciones más vulnerables que puedan perder la vida.

Los grupos que se miran con prioridad: niños, niñas, las mujeres y las distintas condiciones en las que viven la vulnerabilidad, poblaciones indígenas, personas mayores, con discapacidad, con condiciones crónicas, pero sobre todo aquellas que puedan morir por las fallas del sistema como las personas en diálisis. De hecho, han ocurrido más de 5.000 muertes en dos años, según reconoció el expresidente del IVSS Carlos Rotondaro. Es una violencia enorme, cuando se piensa que todas estas muertes debieron ser evitadas con la apertura de ayuda humanitaria cuando empezamos a denunciar en 2015.

También se prioriza por zonas geográficas, hay partes del país que tienen mayores condiciones de vulnerabilidad para los distintos grupos, por lo que hay que hacer esos análisis para las intervenciones rápidas de ayuda humanitaria. En el estado Bolívar, por ejemplo, hay una epidemia de malaria, que podría superar el millón de casos este año, allí hay un foco urgente de atención.

Otro aspecto de priorización, es trabajar con la población migrante, esto se hace dentro y fuera del país buscando maneras de recuperar esas condiciones de vida para evitar la migración forzosa. Afuera de nuestras fronteras se han presentado consecuencias gravísimas: trata de personas, tráfico, violaciones, explotación sexual, incluso personas tomadas para que formen parte de las guerrillas. Son situaciones de extrema vulnerabilidad sobre las que hay que actuar.

-¿Qué efecto tendría esta ayuda humanitaria si no se modifican las políticas que la originaron?

Mientras se avanza en el camino de lo humanitario, porque hay que hacer todo lo que se pueda para salvar vidas y evitar mayor sufrimientos, es importante que se avance (al mismo tiempo) por cambiar las condiciones que han llevado a esta situación de destrucción, y esto tiene que ver con estos grupos en el poder que siguen abusando de él, desconociendo el Estado de Derecho y demás garantías de la Constitución y tratados internacionales en materia de protección de DDHH. Sí es necesario que se siga apuntando en un cambio de régimen, hacia la resolución del conflicto político.

No pareciera que sea posible resolver la gravedad de la situación social en primer lugar, que afecta la vida de las personas, de pobreza, salud, alimentación y educación con las mismas personas en el poder. Pero sí tiene sentido buscar que los canales se puedan manejar de manera separada, que lo humanitario no se vea afectado, restringido, obstaculizado por el camino muy complejo de la búsqueda de la solución al conflicto político.

-¿La ayuda humanitaria por cuánto tiempo sería necesaria?

Si estamos todavía con este régimen en el poder, no pareciera resolverse la situación de fondo, habría que mantener los esfuerzos de movilizar la ayuda humanitaria. La ayuda no beneficia al Gobierno, se trata de salvar vidas, y aliviar el sufrimiento para los grupos más vulnerables. No hay manera, dada la destrucción provocado el régimen, de que pueda sacar créditos manipulando esta ayuda que va llegando. Es inmensa la necesidad, de tal dimensión que no es posible utilizarla para beneficio propio así sea que empiece a entrar con mayor volumen.

Mientras se mantengan en el poder va a tener que seguir haciendo grandes esfuerzos para que entre ayuda, de distintos tipo. Pero sí hubiera un cambio (político), y eventualmente pudiera hacerse una recuperación de la institucionalidad, y la gobernabilidad, nosotros (sociedad civil) estimamos que la destrucción es tal que igual habría que pensar en una respuesta humanitaria con esa característica de unos dos o tres años. Hay más de 280 hospitales de la red del sistema público que están deteriorados en toda su infraestructura y capacidades de atención, el sistema de generación eléctrico, el sistema de agua, transporte, viabilidad. Pasarán varios años antes de comenzar a recuperar capacidades para que la población vaya recuperando su normalidad cotidiana. El sistema de producción agrícola, es estacional, aunque se traigan semillas va a tomar tiempo recuperar esas capacidades productivas. Todavía va a ser un periodo de necesidad muy considerable.

-La Cruz Roja trajo insumos y medicinas, pero si el sistema sanitario está destruido, ¿no sería necesario asistir también a los profesionales de la salud?

La Cruz Roja habla de una meta de 650 mil personas atendidas en un año a través de sus ocho hospitales, 33 ambulatorios y 12 hospitales públicos. Ojalá haya también asistencia no solo entrega de insumos y de medicinas, más el sistema de potabilización del agua y plantas eléctricas, sino también formas en que el personal profesional de salud pueda quedarse en el país. Esto también es parte de la respuesta. La perdida de médicos y personal especializado supera el 50%, en el caso del personal de enfermería más del 30%. Hay una merma que va a requerir de apoyo de personal de salud, que en la medida en que se vaya recuperando el sistema puedan mantenerse.

En los informes que hemos realizado, el estimado mínimo son unas 10 millones de personas en necesidad, con condiciones de salud crónica que pueden llevar a la muerte si no son atendidas, o sufrimiento y perdida de capacidades, de una vida digna. Ese grupo incluye personas con hipertensión, diabetes, VIH, trasplantadas, diálisis, esclerosis múltiple, hemofilia, Parkinson, condiciones psiquiátricas. El informe de Antonio Guterres (Secretario General de la ONU) hablaba de siete millones, se queda corto.

Las 650 mil personas que estaría ayudando la Cruz Roja en un año, estarían pensadas en servicio de emergencia en hospitales. No se trata de las condiciones crónicas. La brecha es enorme. Es bienvenida la entrada de la Federación Internacional de la Cruz Rojas y Media Luna Roja como un actor humanitario más en el país, pero sin duda es insuficiente dada la magnitud del daño que el régimen ya ha producido en todos los ámbitos de la vida.

¿Por qué es necesario que la ONU active los mecanismos humanitarios?

La ayuda de la Cruz Roja es necesaria pero insuficiente. Naciones Unidas ha ido activando sus propios mecanismos, ha sido una respuesta tardía pero necesaria. La Unión Europea tiene más tiempo movilizando recursos y apoyos a través de su órgano ECHO (Protección civil europea y operaciones de ayuda humanitaria, por sus siglas en ingles).

Naciones Unidas comenzó a finales del año pasado, envío de manera exploratoria a una persona de la oficina de coordinación humanitaria OCHA (Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios). Este año están creando las plataformas para la respuesta un poco más amplia, siempre con el argumento de que como el régimen no ha terminado de admitir que se trata de una situación de emergencia humanitaria no ha solicitado la ayuda necesaria. El argumento es que hay que ir entrando poco a poco en la medida en la que el régimen lo permita.

Se le está pidiendo (Naciones Unidas) a un régimen que ha destruido capacidades, que dejó de un lado su obligación de protección a la población que haga un llamado internacional para proteger esa población que él mismo dejó desatendida desde hace mucho tiempo por preocuparse mucho más por el lucro personal, y el poder.

Una cosa es el camino de la movilización de lo humanitario y otra cosa la resolución del conflicto político. Por eso, hay que seguir insistiendo en que se abra por completo el espacio para la movilización de la ayuda humanitaria y de recuperación de algunas capacidades mínimas, para que las personas recuperen las capacidades de su vida. Esto no se ve por ahora factible, pero tiene que ser posible que esa necesidad de un involucramiento muchísimo mayor de actores humanitarios, tanto del sistema de Naciones Unidas, países que puedan actuar de manera bilateral, como las organizaciones internacionales y por supuesto, la sociedad civil venezolana que fuimos los primeros en responder.

¿Quién controlará la ayuda humanitaria?

Lo que puede hacer que funcionen los controles es la mayor transparencia, dar a conocer qué viene, cuánto viene, para quién (hospitales, ambulatorios), qué comunidades serían priorizadas, cada cuánto. Esto lo ha hecho la OPS antes, y fue importante conocerlo para hacer denuncias cuando no se distribuyen las medicinas a la población que la necesita, como ocurrió con los inmunosupresores para los trasplantados o los antirretrovirales para las personas con VIH, recientemente.

Lo ideal de un órgano como la Cruz Rojas es que haga ruedas de prensa periódicas, e informes. Con esto se manejan las expectativas de la gente, de poder decir a qué lugares va a llegar la ayuda, y cuáles son los grupo priorizados. Esto puede también permitir que haya mayor presión para que se abra más el espacio humanitario.

Si ellos van a llegar a 12 hospitales, tal vez coincidan con los 28 que apoyará la OPS, incluso si fueran distintos, serían 40 hospitales (de los 300 que existen en el país). Médicos Unidos de Venezuela estiman que necesitan tener surtidos, dotados, con plantas eléctricas, fluido de agua corriente, y comedores por lo menos 80 hospitales para atender a un 80% de la población en necesidad. Todavía estamos bastante lejos de esa meta.

El régimen decidió quedarse con parte de la ayuda de la Cruz Roja, y distribuirla. ¿Esto no afecta la confianza en la distribución de la ayuda?

El Gobierno no decide quedarse con la ayuda, la Cruz Roja ha definido qué parte de la ayuda la van a movilizar también a 12 hospitales de salud pública, priorizados. No puedes no utilizar el sistema público, lo mismo podría ocurrir en otras áreas, si llegara la dotación de escuelas, necesitas al sector público, lo mismo pasa con el sistema de salud. Allí lo más importante es que pueda entrarse a hacer la auditoría y contraloría del uso de lo que se esté movilizando.

Hay una situación que tienen que evitar, como la entrega improvisada en el 23 de enero, que se hizo en un lugar hasta inadecuado con un letrero de fondo gubernamental. Si esto no se cuida, aunque el presidente de la Cruz Roja venezolana hable de la no politización de la ayuda están contribuyendo a que se manipule con las ayudas que puedan llegar por medio de ellos.

La Cruz Roja tiene que apelar como lo ha dicho, a trabajar bajo los principios humanitarios: neutralidad, imparcialidad, humanidad e independencia, en este último tiene que insistir, y a toda costa que impedir que sea manipulada la ayuda con fines de tipo político.

Fuente: Diario Las Américas