En mayo murieron cuatro niños venezolanos por contaminación con bacterias en el hospital pediátrico J. M. de los Ríos, el principal del país, pese a que los padres de los pacientes de la unidad de diálisis habían pedido a las autoridades de la entidad que dieran solución a las continuas infecciones intrahospitalarias, según afirmó Judith Bront, cuyo hijo falleció por esta causa en mayo.

Bront y dos representantes de organismos de defensa de la infancia participaron en la audiencia Impacto de la crisis política y económica sobre la niñez en Venezuela, como parte del 163º período de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que tiene lugar hasta el viernes en la capital peruana.

Carlos Trapani, coordinador general de Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap, un organismo de la sociedad civil), explicó a El País que debido a la carencia de fármacos e insumos médicos, los trasplantes de órganos y servicios de diálisis peritoneal están paralizados, tanto para niños como para adultos.

Otro indicador de las consecuencias de la crisis en la salud es que unos 5.000 pacientes están esperando una cirugía en el hospital pediátrico, según señaló en la audiencia, Katherine Martínez, de Prepara Familia, una institución que ayuda a los familiares de niños pacientes del hospital J. M. de los Ríos. El dato es de la Sociedad Nacional de Nefrología.

“En 2016 había 232 camas (el número máximo que se pueden instalar) y este año solo hay 153 camas operativas. Todos los servicios sufren las penurias de no tener medios para reacción, además, los niños no pueden recibir exámenes de rayos X o tomografías”, añadió Martínez.

Los representantes de Cecodap y Prepara Familia aseguraron que los familiares de los pacientes han denunciado esta situación desde 2014, pero no han obtenido respuestas.

Durante la audiencia presentaron testimonios, grabados a finales de junio, de padres y madres que acompañan a sus niños hospitalizados, contaminados por bacterias en el centro J. M. de los Ríos: “Tenemos miedo de que vengan y pongan un catéter nuevo y se vuelva a contaminar mi hijo, porque no han hecho el mantenimiento necesario a la máquina de hemodiálisis”, dijo uno de ellos. Y una mujer añadió: “Hasta que no solucionen el problema, los niños no van a dejar de contaminarse”.

Bront relató que su hijo diagnosticado con insuficiencia renal crónica iba tres veces por semana, hacia nueve años, a hacerse diálisis: “Lo hospitalizaron en marzo por infección en el catéter de hemodiálisis, 18 de los 24 niños atendidos en la unidad de hemodiálisis se contaminaron”, apuntó.

“El deterioro de los niños era una pesadilla, ya no querían entrar a la hemodiálisis por las fiebres y dolores. Se lo dijimos a las autoridades del hospital, denunciamos ante la Defensoría del Pueblo y el Ministerio de Salud y no obtuvimos solución”, detalló.

Entre mayo y junio, cuatro de esos menores murieron, uno de ellos, el hijo de Bront.

“Entonces, lavaron los tanques de agua, tomaron los cultivos del agua de los tanques, pero no tenemos los resultados y la situación es que siguen nuestros niños allí todos contaminados”, lamentó.

Deficiencias en alimentación

Trapani explicó a El País que “es el momento más difícil por lo acelerado de la crisis y porque los niños son especialmente vulnerables”. El abogado presentó los resultados de un estudio realizado por su institución y Cisor, en 2016, en más de 1.099 hogares de Caracas: un 98% reportó haber desmejorado su alimentación “por escasez, altos precios o disminución del valor de los ingresos”.

“De los 1.099 hogares, en 399 todos comen menos y en 357 hogares los adultos dejan de comer para que los niños puedan consumir alimentos: la cantidad y calidad ha disminuido”, informó Trapani en la audiencia.

El coordinador de Cecodap alertó de que no hay cifras recientes oficiales sobre desnutrición en su país, pero según Cáritas Venezuela en el último semestre de 2016, el 9% de los menores de cinco años sufría desnutrición aguda. La cifra trepaba a 15% en los Estados de Zulia y Vargas.

Por su parte, el representante del Estado de Venezuela, Larry Devoe, negó que en su país hubiera una crisis humanitaria. Sostuvo que a pesar de “la guerra económica y la disminución de los ingresos petroleros, todos los indicadores nos confirman que la cifra de 2.720 kilocalorías para la seguridad alimentaria se mantiene por encima de los limites y los estándares establecidos por la FAO”.

Fuente: El País