Los niveles de vida en Venezuela se han derrumbado en los últimos años a un ritmo en general, que solo se ha observado previamente en zonas de guerra, lo que desencadena un crisis que ha llevado a más de  3 millones de venezolanos a abandonar su hogar, según Acnur.

El Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés) ubica a la nación suramericana entre los diez países que deben ser monitoreados durante el 2019, por el riesgo de sufrir las peores crisis humanitarias. La lista la encabezan: Yemen, la República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Afganistán, Venezuela, la República Centroafricana, Siria, Nigeria, Etiopía y Somalia, en ese orden de prioridad.

Aunque ese grupo de naciones está experimentando conflictos internos,  el caso venezolano es la excepción, donde el colapso económico ha provocado un deterioro de las condiciones de vida que han sido tan rápidas como las disminuciones que solo se observaron anteriormente en las zonas de conflicto.

La causa de la crisis venezolana es el colapso económico que el Fondo Monetario Internacional (FMI) cree que llevará al país a experimentar tasas de inflación de 1.37 millones %  en 2018. Las consecuencias han sido terribles; la principal a razón por la que los venezolanos se vean forzados a salir del país es que pueden
ya no pueden alimentar a sus familias. La situación económica también ha llevado a un colapso en el sistema de salud y un rápido aumento de la criminalidad y la violencia.

Sin embargo, los datos disponibles son inadecuados para obtener una imagen clara de la profundidad precisa de la crisis humanitaria. El gobierno no ha demostrado la intención ni la capacidad de abordar el colapso económico, por lo que la es probable que la situación empeore.

Las relaciones externas cada vez más hostiles bien pueden conducir al país enfrentar sanciones económicas cada vez más estrictas que, si no se dirigen con cuidado, podría agravar la crisis económica y humanitaria del país.

La revista médica The Lancet ha documentado una “impactante disminución en el desempeño de la atención médica” que ha forzado pacientes para obtener sus propios instrumentos quirúrgicos y medicamentos en un país que hasta hace unos años tenía un sistema de salud de alto rendimiento. Ahora tiene tasas de infección de enfermedades como el sarampión, la difteria y la malaria que han aumentado
rápidamente en los últimos años, mientras que el cuidado de las enfermedades crónicas también se ha derrumbado, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Las perspectivas para 2019: la crisis económica de Venezuela solo se profundizará en 2019 porque el gobierno de Maduro no ha mostrado intención de cambiar de rumbo y aparentemente no enfrenta amenazas internas o externas creíbles. Lo mas plausible para que cambie la trayectoria política y económica del país sería si las figuras importantes del gobierno de Maduro se volvieron contra él, pero tal movimiento es inevitablemente opaco y difícil de predecir.

En ausencia de tal evento, la crisis humanitaria en Venezuela empeorará, con enfermedades que se propagan debido al colapso de la asistencia sanitaria  y un número creciente de personas que enfrentan la inseguridad alimentaria debido a que no puede permitirse alimentar a sus familias. La OPS ha destacado la propagación de sarampión, difteria y malaria en particular, entre muchas otras enfermedades. Estos desafíos, junto con el aumento de la violencia y la criminalidad, significan que el éxodo de los venezolanos continuará hacia los países vecinos.

Fuente: Comité Internacional de Rescate