El nombre de Francisco Valencia ya es referencia en la defensa de los derechos de la salud de los venezolanos. El director de la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y la Vida (Codevida) y fundador de Amigos Trasplantados de Venezuela suele estar al frente de las reiteradas manifestaciones de pacientes crónicos que reclaman tratamientos a un Instituto de los Seguros Sociales sordo. Liderar la lucha en nombre de millones de personas que dependen de medicamentos de alto costo para seguir viviendo le ha valido a Francisco Valencia amenazas, seguimientos y señalamientos por parte de funcionarios gubernamentales. Su labor ha sido criminalizada como la de muchos defensores de derechos humanos en Venezuela, pese a que en su caso él y su esposa son pacientes trasplantados.
—¿Cómo comenzó su activismo, qué lo llevó a ello?
Soy trasplantado renal desde hace aproximadamente 17 años; en ese entonces no había una fundación que orientara a los pacientes, por lo que junto con otros compañeros en las mismas circunstancias creamos Amigos Trasplantados de Venezuela. En ese entonces, 2003, ya había cierta intermitencia en la distribución de medicamentos y empezamos a hacer una serie de acciones que nos garantizaran los medicamentos. Luego fuimos coincidiendo con otras organizaciones como Acción Solidaria y la Asociación Venezolana para la Hemofilia, y juntas decidimos crear una coalición para velar por el derecho a la salud de todos por igual porque en ese entonces el argumento del Gobierno era que no había para unos porque estaba atendiendo otras enfermedades. Fue cuando en 2003 fundamos Codevida, que es la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y la Vida, y desde ese momento nos hemos encargado de velar por el derecho de las personas con condiciones de salud crónicas.
—Evidentemente la crisis de medicamentos ahora es más aguda que en 2003
Estos últimos años Codevida ha tenido más auge porque la crisis en el tema de salud se ha agudizado y hemos tenido más incidencia no solo en las poblaciones que atendemos, sino en la situación hospitalaria, la falta de insumos, las condiciones de infraestructura y reparación de equipos y diagnóstico. Hemos acudido a un par de audiencias en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y en las Naciones Unidas por el tema de la salud en Venezuela, y a través del trabajo y constancia hoy día somos referencia en el tema de derechos de la salud y crecimos al punto de que ahora son 10 organizaciones las que formamos parte de Codevida.
—¿En qué están dedicados actualmente?
Estamos trabajando en visibilizar la crisis humanitaria que existe en Venezuela registrando testimonios, presentando las cifras no solo a nivel nacional sino internacional y buscar los mecanismos idóneos para que a Venezuela llegue la ayuda humanitaria necesaria. Nos hemos tenido que reinventar desde marzo de 2016 a raíz de una convocatoria en la Plaza Altamira a la que asistieron más de 1.600 personas con condiciones de salud crónicas, eso visibilizó mucho la crisis que existe en Venezuela por falta de medicamentos y desde ese momento organizaciones en el exterior comenzaron a contactarnos para enviar ayuda. De allí nació el Programa de Acción Humanitaria, que desde hace un año tiene Acción Solidaria junto a Codevida.
—¿Es suficiente ese tipo de ayuda extranjera para resolver el desabastecimiento de medicamentos en Venezuela y más aún en pacientes crónicos?
Aunque la situación es crítica sabemos que estos donativos que se reciben desde el exterior no van a solventar una situación que es tan compleja, pero hemos podido ayudar a más de 11.000 personas a quienes les hemos entregado medicamentos sin costo alguno, a personas directamente, a comunidades indígenas, en centros hospitalarios y a otras ONG o asociaciones que requieren atender a sus comunidades. Estamos viviendo uno de los momentos más críticos en Venezuela con el tema de la salud y hacemos todas las gestiones para que el sector político del país no deje de lado este tema y para que las instancias internacionales le hagan un llamado al gobierno de Venezuela para que atienda esta grave situación.
—Desde la fundación de Codevida hasta ahora ¿cómo ha cambiado la situación de la salud en Venezuela?
Es gravísimo, el deterioro de la salud en Venezuela ha sido abruptamente acelerado, tanto que es impresionante como de un año a otro cambia tanto la crisis. El año pasado la ausencia de medicamentos era intermitente, pero lo que hemos vivido este año es una falta absoluta y prolongada que afecta a miles de personas. Por ejemplo, para enfermedades crónicas como cáncer, hemofilia, párkinson, esclerosis múltiple y otras que requieren medicamentos de alto costo la escasez se ubica en 95%, lo que pone en riesgo la vida de más de 300.000 personas, y si sumamos la gente con hipertensión y diabetes estamos hablando de 11 millones de personas que tienen serias dificultades para el acceso a medicamentos. Es un deterioro grave que amerita una atención inmediata.
—¿Por qué el Estado no actúa sabiendo que es su responsabilidad y que si lo hiciera no solo cumpliría con lo que le corresponde, sino que ganaría simpatías al atender a la población?
Estamos viviendo un gobierno que ha asumido como política de Estado negar la crisis humanitaria, porque hacer lo contrario sería admitir el fracaso de la gestión presidencial; recordemos que al principio la bandera de Hugo Chávez era la parte social, en especial la salud, pero lo que hemos tenido es un retroceso. Creo que estamos ante un Estado criminal porque es consciente de que la situación es crítica y tiene los mecanismos para atender el problema y no actúa, está condenando a muerte a las personas.
—¿Cuáles son esos mecanismos que tiene el Estado venezolano para solventar la crisis?
Cuando un Estado tiene una situación humanitaria y no cuenta con la capacidad financiera para resolverla existen mecanismos de ayuda internacional a los que puede recurrir a través de las Naciones Unidas y de países directamente. De hecho, han sido muchas las naciones e instancias que han ofrecido ayuda al gobierno venezolano, pero éste no ha aceptado. Entonces no hay excusas.
—Y en cuanto a la incapacidad financiera que menciona, ¿realmente el gobierno no tiene los recursos económicos para atender este problema cuando hace grandes gastos en otras áreas?
Es verdad, como persona afectada por ser paciente y que trabaja directamente por los derechos de la salud es indignante ver que se anuncian inmensos gastos en armamento o en una liga de beisbol a la que le destinaron 10 millones de dólares cuando estamos en una situación crítica de medicamentos. Ese dinero pudo ser destinado a la emergencia de salud. Creo que estamos en un punto en el que la sociedad civil y los empresarios tienen que involucrarse en el problema humanitario; hubiese sido un gesto bonito que la Federación de beisbol no hubiese aceptado ese dinero argumentando las condiciones del país, porque si todos como sociedad no nos involucramos difícilmente podremos solventar la situación. Igual el caso de los factores políticos, si dejan de lado el tema humanitario como lo han hecho estos últimos meses que se han dedicado al tema electoral nunca vamos a superar esto, pues el sector político tiene responsabilidad con el pueblo de Venezuela que está sufriendo por la falta de alimentos y medicamentos.
—Pero el tema de la salud forma parte de la mesa de diálogo
Los partidos no pueden poner el tema humanitario en una mesa de diálogo porque la salud no puede depender de lapsos de negociación política, ahora que se suspendieron esos encuentros quedó en suspenso el tema humanitario, cuando eso debe estar por encima de cualquier negociación, debe activarse de inmediato.
—Desde hace tiempo se politizó el tema humanitario
Claro, porque algunos factores cuando entregan medicamentos van con cámaras y hacen un espectáculo de esa acción, entonces ahí se politiza el tema y se hace parte de una campaña de promoción. La ayuda humanitaria tiene que hacerse bajo los principios y criterios internacionales de no discriminación y no tomarla para proyectarse políticamente.
—¿Codevida ha tenido acercamientos con el sector político para demandarle que no deje de lado el tema humanitario?
Estamos en un acercamiento con los sectores políticos del país, pero les llevamos el mensaje de que la ayuda no puede estar atada a una negociación o diálogo, les estamos planteando que el tema humanitario sea una prioridad para ellos, pues los políticos pueden tener muy buenas intenciones en llevar estos temas a sus encuentros, pero no es lo mismo que lo hagan las ONG o las personas afectadas directamente. Lamentablemente, hay un sector político al que es muy difícil llegarle porque es el que está negando la emergencia humanitaria.
—¿Y acercamientos con el sector oficial?
La última reunión fue hace un año con la ministra de salud, incluso hubo un par de contactos con el presidente del Seguro Social, de esos encuentros no se concretó en nada y luego ha sido imposible reunirnos.
—¿Y con la Defensoría del Pueblo?
La Defensoría ha sido muy cómplice ante la situación, ha estado callada ante la notoria crisis hospitalaria; no puede decir que no está enterada de lo que pasa porque esa realidad se palpa en las calles y se vive día a día con las protestas de los pacientes.
—¿Hasta qué punto cree que medidas cautelares emanadas de la CIDH como recientemente dictó hacia un joven hemofílico serán respetadas por el Estado, pues es habitual que Venezuela haga caso omiso a las órdenes de estas instancias?
Es la primera vez que se le otorga una medida cautelar a un paciente, esto un hecho histórico al que se pueden adherir otras personas, es un avance importante. Las ONG del área de salud tenemos mucho que hacer, pero es importante que el sector político se una también. Sin embargo, el Estado tiene la obligación de cumplir estas medidas cautelares, ya las instancias correspondientes fueron notificadas y deben garantizarle el tratamiento no solo a Johonnys Hernández, sino a todos los que tienen una condición de hemofilia.
—¿Y cómo garantizarlo si en Venezuela no hay los tratamientos para estos pacientes?
Ahí vamos a lo que hablábamos antes, el Estado venezolano tiene que recurrir a los mecanismos, acudir a los organismos internacionales que trabajan con el tema de la hemofilia.
—¿Cree que el Estado venezolano cumplirá en este caso?
Que cumpla o no queda del gobierno, de cualquier manera el tema humanitario ya llegó a instancias internacionales; el Congreso de Estados Unidos está a punto de aprobar una ayuda humanitaria de 10 millones de dólares para Venezuela y si el gobierno no lo acepta eso va a llegar a la plenaria de la Naciones Unidas. Creo que poco a poco vamos sembrando la semilla en la comunidad internacional que ya está al tanto de que Venezuela requiere ayuda urgente en alimentos y medicamentos. De hecho, en el Examen Periódico Universal de la ONU en 2016 más de 20 países le pidieron a Venezuela que diera atención a ambos problemas.
—Cada vez crece el movimiento de gente y fundaciones fuera del país que se organizan para enviar medicamentos a Venezuela. ¿Hasta qué punto eso solventa la situación?
Lo que ha hecho la visibilización de la crisis es generar una gran solidaridad nacional e internacional. Figuras venezolanas que están radicadas fuera del país como Carlos Baute, entre otros, han hecho un trabajo extraordinario para recolectar medicamentos y enviarlos a Venezuela. Creo que personas como él o como Franco de Vita que en diciembre hará un concierto para recoger fondos para donar medicamentos a los venezolanos hacen grandes aportes. Sabemos que estos programas que lleva a cabo Codevida y Acción Solidaria no van a solventar la situación, pero son necesarios para ayudar a quienes podamos alcanzar. Aquí se requiere una acción de grandes magnitudes, pero si este tipo de ayudas no existiera seguramente habría más muertos por falta de medicamentos.
—¿Qué opción tiene el paciente crónico que requiere medicinas de alto costo?
Al punto que estamos hoy la gente lo dejó a la deriva, a la buena de Dios. A los que les quedan pocas reservas están reduciendo sus dosis para alargarlas; otros recurren al trueque con otros compañeros de enfermedad, y los que no tienen nada simplemente están a la deriva y eso es alarmante. En mi caso tengo cuatro meses sin recibir tratamiento, gracias a que tengo un familiar fuera del país lo recibo, pero la mayoría de los pacientes no tienen esa capacidad y es por eso que estamos haciendo todo los esfuerzos necesarios para ver cuáles mecanismos internacionales puedan ayudar a estas personas con condiciones críticas.
—Qué siente al ser paciente y defensor de los derechos de la salud, ser receptor de las necesidades de tantas personas pero al tiempo ser testigo de la inacción del Estado?
Es una gran responsabilidad y un compromiso, hay gente que lo escucha a uno en la radio y busca contactarnos incluso llorando para que aboguemos por pacientes con otras enfermedades, pero después viene la frustración porque no se cuenta con todas las herramientas necesarias para ayudar a todos. En mi caso le pido a Dios que esta situación, que me genera stress, no vaya a deteriorar mi salud para poder seguir ayudando.
—Hay ataques y señalamientos del gobierno hacia defensores, incluso a los que defienden el derecho a la salud…
Sí, no solo ataques, sino que pretenden desacreditar a quienes defendemos los derechos humanos, pero eso lo que hace es darnos más fuerza porque cuando el gobierno trata de desacreditarnos, persuadir o amenazar es porque sabe que uno está haciendo bien el trabajo, le duele que se esté denunciando la crisis humanitaria.
—¿Cómo califica la responsabilidad del gobierno en la crisis de salud?
Este es un gobierno criminal, hay gente que está falleciendo todos los días por falta de medicamentos y de asistencia médica, esto quedará para la historia, los responsables en algún momento pagarán por la violación a los derechos humanos y la violación al derecho a la vida. Las cabezas de estas acciones, como son todos los ministros de salud, los presidentes del Seguro Social y el mismo presidente de la república son responsables de lo que ocurre y de lo que siga ocurriendo en el tema de salud en Venezuela.
—¿Cómo ve el panorama?
Catastrófico, y más si no se toman las medidas urgentes.
Fuente: Crisis Venezuela