Eliezar estuvo a punto de perder sus dos piernas por una gangrena del pie diabético hace tres años. El consumo prolongado de antibióticos salvó sus extremidades, pero perjudicó severamente sus riñones. El precio de mantenerse de pie lo salda, desde entonces, tres veces por semana en una de las 129 unidades de hemodiálisis que deben ser dotadas con insumos por el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS). Cuando se enteró que un grupo de pacientes con enfermedad renal crónica había fallecido por no dializarse a tiempo, su angustia incrementó. “Desde hace tres años, en el centro de diálisis Los Cedros (Caracas) nunca habían faltado filtros dializadores, pero desde finales de enero, otros pacientes no se pudieron hacer la terapia porque no había”, relató.

Desde 2016, los especialistas de la Sociedad Venezolana de Nefrología advertían fallas en la dotación de insumos para hemodiálisis. En 2017, desconocían información sobre órdenes de compras firmadas por el Gobierno para traer estos productos al país, mientras recibían reportes de unidades cada vez más desprovistas. Desde octubre, los servicios de diálisis de hospitales y centros privados dotados por el Estado (extrahospitarios) comenzaban a quedarse sin filtros de alto y bajo flujo para dializar y, para enero de 2018, ya no contaban con suficientes suministros, lo que obligó a paralizar la terapia de sustitución renal. Las fallas de dotación de material para esta especialidad coinciden con la disminución en la importación de estos productos.

Según las bases de datos de importación de Import Genius y DataSur a las que tuvo acceso El Pitazo, en los últimos cinco años decayó en 67 % la importación de material médico para tratamientos de pacientes renales crónicos. En 2013, Venezuela registró el ingreso de 76.481 kilogramos de insumos para hemodiálisis, distribuidos en 219 cargamentos. Ese año no se registró importación de filtros. El año siguiente, esta cifra se redujo 76.371 kilogramos de insumos. El detrimento continuó en 2015, con 69.718 kilogramos de materiales, y llegó a su nivel más bajo en 2016, con 16.505 kilogramos de insumos para hemodiálisis.

En 2017, entraron a los puertos venezolanos apenas 14 cargamentos de insumos: 7.165 kilogramos de kits, 10.204 kilogramos de accesorios y 7.563 kilogramos de filtros para hemodiálisis, para un total de casi 25 toneladas. Es el registro más bajo de pedidos (14) desde 2013, pero también la mayor importación de filtros de los últimos cinco años. Aunque el cargamento de filtros ingresó al país en mayo de 2017, ese mismo mes la Sociedad Venezolana de Nefrología, presidida por Carlos Márquez, denunciaba nuevamente la carencia de recursos para atender a las unidades de hemodiálisis del país.

Esta no es la única irregularidad del registro de aduana. En 1995, un convenio entre el IVSS y la filial venezolana de Fresenius Medical Care, estableció que esta compañía, de origen alemán, sería la proveedora de insumos para diálisis del ente adscrito al Ministerio del Trabajo. Sin embargo, Fresenius no figura entre las 183 empresas que aparecen como compradoras de material para hemodiálisis en los últimos cinco años. Incluso, desde 2015, el IVSS no aparece tampoco como importador de ningún insumo vinculado al tratamiento de pacientes renales, a pesar de ser el canal establecido. El organismo registra un total de 12 pedidos: uno en 2013, ocho en 2014 y apenas tres en 2015. Todos los pedidos del Seguro Social fueron de kits para hemodiálisis y totalizan 78 toneladas de este producto.

Siete toneladas de filtros y una empresa fantasma

Desde mediados de octubre del año pasado, los filtros para hemodiálisis, indispensables para eliminar las impurezas de la sangre, no son suministrados con regularidad por el Estado a los 15.000 pacientes que se estima sufren de insuficiencia renal en el país. El riesgo que supone la falta de filtros en el proceso terapéutico hizo que los enfermos protestaran a las puertas de los centros de hemodiálisis. El argumento de las autoridades del Seguro Social para justificar la falla fue la situación económica que atraviesa Venezuela. Sin embargo, en 2017, una empresa local, de procedencia desconocida, adquirió un cargamento de filtros para hemodiálisis suficiente para cubrir la demanda de pacientes.

Comercializadora MTC —una compañía sin registro en Venezuela y con historial de importación menor a dos años— compró 7.563 kilogramos de filtros dializadores a Rusia, que ingresaron por La Guaira al país en mayo de 2017, según la base de datos de Import Genius y DataSur. La carga de “tubos capilares semipermeables” (descripción determinada por la Resolución Extraordinaria N° 6.105 del Seniat del 15 de julio de 2013) representa el pedido más grande realizado por Venezuela entre 2013 y 2017, tres veces superior a los 2.000 kilogramos comprados a Cuba en 2015 (por Fundación Oro Negro), y a los 800 kilogramos importados (por Suministros Clínicos C.A.) desde Estados Unidos en 2016. Ni Fresenius ni el Seguro Social figuran como compradores de filtros para hemodiálisis.

Poco se sabe de Comercializadora MTC. Inició su actividades como comprador en marzo de 2016, con un cargamento de “proteínas endurecidas” provenientes de Polonia, según registros de Import Genius. Desde entonces, es responsable del ingreso de 23 cargamentos a Venezuela, de productos variados vinculados a la industria del plástico, aluminio, productos químicos inorgánicos, gomas y resinas.

El Registro Mercantil Principal, en Caracas, no contiene información sobre la empresa en su base datos y no existe mayor data en Internet. Sólo una página que registra importaciones desde China a Venezuela, hace mención a la compañía, y establece su domicilio fiscal en Valencia, estado Carabobo. No hay contactos telefónicos ni documentos que certifiquen su relación con el IVSS.

Fuente: El Pitazo